Da igual si son políticos de centro, de izquierdas, de derechas, bolivarianos o liberales, todos tienen inculcado desde chiquitos el mantra de que los Bolívar, San Martín y demás, fueron liberadores del «yugo español». Este dogma enseñado en las escuelas de, si no todos, casi todos los países hispanoamericanos, también está en la «madre patria», en la propia España, en verdad hermana que no madre, de esa época de rebeliones y fragmentación del Imperio Español en un crisol de nuevos reinos destruidos por sus «libertadores», tanto nacionales como de origen anglo, francés, holandés…, que no sólo impusieron un verdadero genocidio, como Bolívar contra españoles e indígenas que no se unieran a su causa aunque no se enfrentaran a él (o te alías a mí, o eres mi enemigo), o la Argentina de los Brawn, Popper y Señoret, entre otros, contra el pueblo selknam de la Tierra del Fuego, sino que también expoliaron a los nuevos países convirtiéndolos en colonias indirectas de Inglaterra, principalmente, y de empresas extranjeras. Hecho que perdura hoy día como se puede ver con las empresas canadienses de extracción de oro, que en un solo año extraen la misma cantidad que España extrajo en 300 años, con la diferencia de que el 99% de lo que ganan los canadienses va para Canadá, mientras que en tiempos del Imperio, sólo el Quinto Real (en un tiempo fue el 20%, de ahí «quinto»- quinta parte-, pero que llegó a ser inferior al 10%), era para el la Monarquía. De toda la ganancia de ese oro, los virreyes destinaban parte de esos impuestos a la construcción de catedrales, iglesias, escuelas, universidades, fortalezas (para defenderse de los piratas ingleses, holandeses, franceses…), caminos, flotas (para evitar el contrabando y la piratería), y un largo etcétera. El resto de los impuestos iban con destino a, por una parte, a la España peninsular, para sufragar las guerras constantes en Europa en su mayor parte. Quedando la mayor parte de lo extraído en los propios virreinatos, donde se acuñaba la primera moneda global, el Real de a ocho, que llegó a ser preciada, no sólo en América y Europa, sino también en África, especialmente el mundo árabe, y Asia, especialmente China. Y mientras los virreinatos crecían y se desarrollaban en América, Castilla se desangraba en cuanto a población e impuestos, ya que debía soportar la mayor carga en la defensa del Imperio en Europa. No sólo contra los musulmanes o los protestantes, sino contra otros católicos como el rey francés que no dudó en aliarse con los turcos con tal de ver derrotada a España, aún a costa de que pudiese caer Viena o el Mediterráneo en sus manos. Cosa que no pasó en Viena gracias a la ayuda del monarca hispano, y tampoco en el Mediterráneo gracias a don Juan de Austria, hermano de Felipe II, y Álvaro de Bazán, y su victoria en la Batalla de Lepanto. Servidos por otros grandes como Alejandro Farnesio, Luis de Requesens y Juan Andrea Doria, y con Marco Antonio Colonna, que dirigía bajo su mando la flota de la Santa Sede, y el veneciano Agostino Barbaringo, que dirigía el ala izquierda de la Santa Liga.
Pero vayamos al principio. El fenómeno conocido como «leyenda negra» ha sido objeto de intensos debates y discusiones a lo largo de la historia, especialmente en relación con la historia de España y su impacto en los virreinatos en América. La leyenda negra puede definirse como la interpretación desfavorable y negativa de los eventos históricos de un país, generalmente basada en prejuicios y estereotipos. En el caso de España, la leyenda negra se originó en gran medida por la competencia política y económica con otras potencias europeas, especialmente en los territorios de la actual Italia y en Flandes, donde el Duque de Orange quiso hacerse con el poder de todo el territorio rebelándose contra su rey, y que desencadenó en una larga sangría en la que durante gran parte de ella, la mayor parte de los soldados que servían a la monarquía Hispánica eran de Flandes, mientras que los que servían al duque de Orange eran mercenarios ingleses, franceses y alemanes pagados por los enemigos de la corona hispánica. Fue en esa época cuando se propagó por parte de los países protestantes, especialmente Holanda e Inglaterra la leyenda que hoy perdura en la mente de los «latinos» hispanoamericanos, la edición modificada y adulterada, del exagerado libelo de De las Casas, acompañado de los famosos grabados de Theodore de Bry (quien nunca viajó a América), que nunca ocurrieron en territorio español, aunque algunos de ellos sí en colonias propias de ingleses y holandeses.
La Construcción de la Leyenda Negra en Hispanoamérica
La leyenda negra no solo se consolidó en Europa, sino que también tuvo un impacto significativo en los países herederos de los virreinatos españoles en América a partir de los siglos XVIII y XIX, ya que, para justificar sus independencias retomaron los argumentos protestantes y acusaron al Imperio de hacer lo que realmente hicieron ellos nada más coronarse independientes, siguiendo la mentalidad de la Europa supremacista blanca de la ilustración francesa y del protestantismo, especialmente el inglés y el holandés . A medida que las potencias europeas competían por el control de los territorios y recursos en el Nuevo Mundo, la propaganda anti-española se infiltró en los Virreinatos. La imagen de España como una nación opresora y sanguinaria fue difundida entre la población criolla anglófila, la cual mandaba a sus hijos a formarse en Francia e Inglaterra. Una vez alcanzada la libertad y arruinados los florecientes países, buscando mantenerse en el poder, fomentaron la creación de un chivo expiatorio llamado España, a quien se le acusaba de genocidio, racismo, expolio… que fomentó un resentimiento que perdura hasta el día de hoy. La persistencia de la leyenda negra en Hispanoamérica se ve reflejada en la retórica que ha influido en la construcción de la identidad «latinoamericana». El término «latinoamericano» fue introducido por los franceses en el siglo XIX como una forma de agrupar a las colonias americanas de habla hispana y portuguesa bajo una identidad que excluía la influencia cultural y lingüística de España y Portugal. Este intento de distanciarse de la herencia española es evidencia de la arraigada influencia de la leyenda negra en la formación de identidades nacionales en la región.
La persistencia de la Leyenda Negra: falsedades históricas
La persistencia de la leyenda negra en Hispanoamérica también se refleja en la retórica de distanciamiento de la herencia española, como se evidencia en la adopción del término «latinoamericano». Este concepto, introducido por los franceses, intentaba unificar las colonias americanas de habla hispana y portuguesa bajo una identidad que omitía la influencia de España y Portugal. Sin embargo, esta narrativa simplificada no reconoce la diversidad cultural y las contribuciones significativas de las diferentes comunidades en la región.
El menosprecio hacia la cultura propia, que no es otra que la heredera del Imperio Español, está muy arraigada, ignorando la propia población que el hecho de poseer uno de los mayores Patrimonios de la Humanidad según la Unesco se debe, en gran parte, gracias a la gran cantidad de actuales monumentos que se construyeron en la época virreinal. El olvido de la enorme cantidad de universidades, escuelas y hospitales que se construyeron en aquella época, muy alejados de la cantidad y calidad, no ya en las colonias de las otras potencias europeas, sino en sus propias metrópolis, como es el claro ejemplo de Inglaterra. La falta de una visión comparada de la belleza y el saneamiento existente en ciudades hispanas como México en comparación con la sucia y caótica Londres, o incluso París o la propia Madrid. El ocultamiento de la conversión de las minas hispanoamericanas explotadas siguiendo la tradición indígena de servilismo, en minas modernas, tanto en tecnología para la obtención de los metales preciosos como en el desarrollo de bombas de agua y de purificación del aire, como en leyes sobre la jornada laboral, que se implementaba en 8 horas (pionera a nivel mundial) o en el desarrollo del minero profesional que cobraba mucho más que cualquier minero europeo y tenía mejores condiciones laborales y mayor preocupación por la seguridad del trabajador.
Todas esos ocultamientos, todos esos «olvidos» han hecho que los políticos actuales, no sólo hispanoamericanos, sino también españoles, reciten como mantra lemas como «nada que celebrar», «genocidio español», «liberación del yugo español», etc. independientemente de sus ideologías. Ya lo han dicho los populistas de izquierdas como AMLO (quien exigió al Papa y al rey de España que pidieran perdón), Maduro (que acusó a España de todo lo imaginable hasta el punto de acusarla de mandar crucificar a Jesucristo, demostrando un odio ciego, febril e irracional), Evo Morales, Pedro Castillo o Cristina Fernández de Kirchner.
En Argentina, por ejemplo, se omite en las enseñanzas regladas que la Primera Junta fue creada para desobedecer a un rey impuesto por Napoleón, su hermano José I Bonaparte. La Junta, surgida el 25 de mayo de 1810, inicialmente se presentó como una continuación de la soberanía del rey Fernando VII, prisionero de Napoleón. Se basó en la teoría de retroversión de la soberanía y el derecho de los pueblos a conferir autoridad en ausencia del monarca. Así se lo vendieron los que serían posteriormente los «libertadores» al pueblo, para que se alzaran con ellos contra la España domeñada por el francés. Otra cosa es si había una intención oculta e interesada de estos mismos dirigentes criollos para conseguir el poder y separarse de España, como pasó con otros tantos «libertadores» que hablaron de liberarse, no del yugo español, sino del yugo francés. Pero no es sólo en Argentina, en México, en Venezuela, en Chile… no hay país hispanoamericano en el que no se cambien estas realidades en las que los criollos con poder que querían la emancipación para poder gobernar directamente ellos, engañaron al pueblo en muchos casos y, por regla general, necesitaron de préstamos (a muy altos intereses), armamento y militares (ingleses especialmente) para cumplir sus objetivos, que eran los mismos que los de Inglaterra.
Otro caso singular es el de los propios Estados Unidos, antigua colonia británica que, una vez independizada de Inglaterra con la imprescindible ayuda del Imperio Español, no escatimó en ayudar a la disolución de dicho imperio y, posteriormente, a la conquista de territorios antes españoles, después mexicanos, que suponen casi 2/3 de los estados actuales. Dicho país hoy día se encuentra en una febril caza de «brujas» derribando y/o vejando estatuas de ilustres españoles (o bajo bandera hispana) como Fray Junípero de la Serna, Cristóbal Colón, Juan de Oñate, Isabel la Católica o Cervantes, acusando así a los españoles de genocidas, bastardos, etc. Pero no sólo es una parte del pueblo estadounidense, no sólo son los iletrados y vándalos, sino también los representantes de dicha patria, como Nancy Pelosi, quien luchó activamente por quitar las estatuas de Fray Junípero, Colón e Isabel la Católica de California, y quien, sin embargo, y sin ningún pudor, no ha dudado en aceptar la condecoración que le ha otorgado el presidente de España, Pedro Sánchez Castejón: La Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Un galardón que fue creado por el Rey Fernando VII en 1815, con la denominación de Real Orden Americana de Isabel la Católica, y cuyo objetivo es «premiar aquellos comportamientos extraordinarios de carácter civil, realizados por personas españolas y extranjeras, que redunden en beneficio de la Nación o que contribuyan, de modo relevante, a favorecer las relaciones de amistad y cooperación de la Nación Española con el resto de la Comunidad Internacional».
Desmitificando la Leyenda Negra: Mestizaje y Realidades Históricas.
Es esencial desmitificar la leyenda negra y analizar críticamente los eventos históricos para comprender la verdadera naturaleza de la colonización española en América. La idea de un «genocidio español» simplifica injustamente una realidad compleja. En lugar de genocidio, en América tuvo lugar un proceso de mestizaje, fusionando culturas y razas. La llegada de los españoles generó conflictos y desafíos, pero también intercambios culturales significativos. La interacción entre españoles, indígenas y africanos resultó en nuevas identidades y sociedades. Contrario a la leyenda negra, potencias europeas como franceses, belgas, holandeses e ingleses protagonizaron episodios más sangrientos y sistemáticos en sus colonias, verdaderos genocidios en sus colonias.
La concepción errónea de España como un imperio colonial al estilo de otras potencias europeas ha perpetuado la desinformación sobre la verdadera naturaleza de la presencia española en América. En realidad, España adoptó un modelo virreinal, estableciendo virreinatos y administrando a través de virreyes, a diferencia de otras naciones que optaron por colonias directas. Estos virreinatos incluyeron altos cargos y, en algunos casos, virreyes indígenas, fusionando nobleza de origen peninsular, indígena y africano. La conexión era tan profunda que los reyes de España se consideraban herederos de los monarcas incas y mexicas, exhibiendo estatuas de Atahualpa y Moctezuma en el Palacio Real de Madrid junto a otros ancestros reales, como los Reyes Católicos y los visigodos, para justificar la legitimidad de sus derechos sobre las tierras y vasallos en sus territorios.
Fueron las competencias y rivalidades entre las potencias europeas las que contribuyeron a forjar la leyenda negra, si bien la realidad histórica de Hispanoamérica revela una imagen más matizada. La llegada de los españoles no desencadenó un genocidio, sino un proceso de mestizaje cultural y racial. Las interacciones entre españoles, indígenas y africanos dieron lugar a una diversidad de identidades, formando sociedades únicas. Aunque el mestizaje no elimina los desafíos coloniales, destaca la coexistencia y el intercambio cultural, más inclusivos que las prácticas de otras naciones europeas. Esto se evidencia en el estudio genético de las poblaciones, donde en los países de herencia hispánica la mayoría es mestiza o indígena, a diferencia de los colonizados por otras potencias, donde la población caucásica es dominante (EEUU, Canadá, Australia…) o con casi nula población caucásica tras la independencia (Jamaica, Haití…).
También es imprescindible conocer los detalles de las emancipaciones hispanoamericanas. Para lograr que el pueblo se uniera a estos movimientos independentistas, los instigadores engañaron a la población al principio, asegurando que se trataba de un movimiento de liberación contra el yugo francés, en favor de la continuidad española. Con el tiempo, este propósito inicial se transformó en una guerra civil, donde los líderes independentistas luchaban por romper los lazos con España y autoproclamarse gobernadores de los nuevos territorios. Fue tal el giro de los acontecimientos que la mayoría de los indígenas terminó luchando a favor de España.
Además, hay que señalar que en la España constitucional de 1812, que se enfrentaba a los franceses, había un fuerte peso representativo de los territorios de ultramar en ese periodo convulso donde hubo numerosos presidentes, incluyendo a varios hispanoamericanos como Antonio Joaquín Pérez Martínez, Juan José Guereña y Garayo, Vicente Morales Duárez, o José María Gutiérrez de Terán.
En conclusión, desmitificar la leyenda negra sobre la colonización española es esencial para comprender la complejidad histórica de Hispanoamérica. La adopción del modelo virreinal, el mestizaje y la formación de identidades únicas son aspectos fundamentales que desafían la narrativa negativa impuesta por la competencia europea. Examinar críticamente los eventos históricos permite una comprensión más precisa y matizada de la influencia española en la región, reconociendo su complejidad y contribuciones culturales duraderas. Es por ello que hemos creado una sección de libros sobre la leyenda negra que esperamos sea de vuestro interés.
Para acceder a ella seguid este enlace: Contra la Leyenda Negra
A continuación os ponemos unos cuantos títulos a modo de introducción en el tema de la Leyenda Negra Española (o las Leyendas Negras Españolas).
Sobre la Inquisición
El abogado de las brujas
Sobre las castas y el mestizaje
Mestizaje y leyenda negra
Sobre la conquista de México
La conquista de México. Una nueva España
Sobre la leyenda negra en hispanoamérica
Madre patria
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